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viernes, 5 de octubre de 2012

LARISSA ADLER-LOMNITZ


De origen ukraniano, había nacido en París en 1932. Siendo muy niña se traslado con su familia a Colombia. Su padre, Miguel Adler, se había formado como antropólogo con Paul Rivet, y desde muy joven había sentido una gran fascinación por la América Latina: vivió un tiempo en Perú, donde formó parte del círculo de discípulos (apodados "los apóstoles") de José Carlos Mariategui. En 1948, al fundarse el Estado de Israel, los Adler partieron hacia allá y se adhirieron al movimiento de los kibbutzin. En 1950 Larissa caso en el kibbutz  con el geólogo chileno Cinna Lomnitz. En las décadas de 1950 y 1960, la pareja vivió en Estados Unidos y en Chile. En Berkeley, ella curso los estudios de licenciatura en antropología —entre sus maestros estuvieron Nelson Graburn y George Foster— y en Santiago de Chile se inicio en el trabajo de campo con un estudio acerca de los patrones de consumo de alcohol entre migrantes mapuches. Desde 1969, Larissa Adler Lomnitz vive en México. Unos años mas tarde, adquiriría la ciudadanía de este país.
Comienza a ser conocida por la publicación de su primer estudio novedoso en 1971: "Reciprocidad y favores en la clase media chilena", primero utilizaba herramientas antropológicas modernas para el estudio de la clase media chilena, segundo revelaba la existencia de un sistema de normas culturales que surgía de los intercambios de favores, comúnmente conocidos como compadrazgo. Este tipo de compadrazgo, aunque inspirado en la benevolencia que debe informar las relaciones entre los compadres del ritual católico, no exigía ninguna formalización ni alusión religiosa: simplemente implicaba la voluntad de establecer vínculos de ayuda reciproca, cuidadosamente manejados y dosificados. Si bien la ayuda po­día incluir prestamos de dinero o ayudas materiales, mas importantes eran los favores conseguidos a través de las conexiones políticas en la ubicua burocracia chilena. En tercer lugar, proporcionaba las bases para el análisis de una "solidaridad de clase" sui generis, que atravesaba las lealtades de partido e ideología, y permitía la reproducción y expansión —y el relativo bienestar material— de un amplio sector de profesionales y prestadores de servicios. En cuarto lugar, se ponía de manifiesto la importancia de los nexos no mercantiles, el prestigio y la distancia social en la comprensión de las sociedades modernas. 
En 1974 presentó en la UIA su tesis doctoral, asesorada por Richard N. Adams, Ángel Palerm y Rodolfo Stavenhagen. En ella volvía a centrar su atención en la solidaridad resultante de la ayuda mutua, esta vez entre migrantes pobres en la Ciudad de México. Armada del concepto de red social, cuya utilidad había sido puesta de manifiesto por los antropólogos británicos —en particular por los de la escuela de Manchester—, Larissa había reunido un mate­rial empírico cuyo nivel de minuciosidad era probablemente inédito en los estudios urbanos latinoamericanos. Los artículos y el libro resultantes: "Cómo sobreviven los marginados" (1974), pronto adquirieron la categoría de clásicos en uno de los debates centrales de las ciencias sociales de la época: el de la marginalidad. Para Lomnitz, hablar de "marginados" no era simplemente referirse a atrasos y carencias: al igual que el sociólogo peruano Aníbal Quijano, veía en la marginalidad un resultado de la expansión industrial distorsionada que caracteriza al mundo moderno —sobre todo al llamado Tercer Mundo, pero no sólo. Los marginados, así, debían ser calificados positivamente: por las estrategias de sobrevivencia que les permitían aprovechar e incluso crear nichos de un cierto tipo en los intersticios del sistema tecnológico que los excluía como "mano de obra sobrante". En el centro nervioso de tales estrategias se encontraban las redes sociales, constituidas en virtud del principio de reciprocidad: los recursos más importantes de la gente pobre siempre han surgido de su capacidad de conseguir ayuda de otras gentes, a cambio de ofrecerla en retorno. Co­mo Oscar Lewis, Larissa Lomnitz rechazo vigorosamente, con base en datos detallados, la ecuación entre urbanización y desorganización, puesta en boga por los ecologistas de Chicago: mostró, por el contrario, que la familia extensa del México campesino, así como los lazos del compadrazgo ritual, lejos de disolverse, se reforzaban y ampliaban en la situación urbana. Pero, a contrapelo de Lewis, en la obra de Lomnitz se repudiaba el concepto de "cultura de la pobreza". En este concepto, los rasgos de los pobres se definían en términos predominantemente negativos y pasivos. En su lugar, la cultura de los marginados se proponía co­mo una cultura activa; utilizando un modelo ecológico inspirado en las teorías de Richard Adams, Lomnitz analizaba las acciones de los migrantes rural-urbanos en términos de un proceso de estabilización, adaptación y control de un medio ambiente nuevo. 
Otras importantes obras de Larissa son: "Mechanisms of articulation between shantytown settlers and the urban system" (1978), "Ideología y socialización: el científico ideal" (1991), "Una familia de la élite mexicana: parentesco, clase y cultura 1820-1980" (1993). La Dra Adler Lommitz ha obtenido más de setenta premios, becas y distinciones: la beca de la Fundación Guggenheim (1977), Premio Universidad Nacional en el Área de Ciencias Sociales (1990), Doctorado Honoris Causa en Letras Humanas por la Universidad de Massachussets (1998), miembro del Consejo Consultivo "Advisory Committee" del Instituto Kellogs en la Universidad de Notre Dame desde 1996-2001 y la Distinción en reconocimiento a su trayectoria académica en los Estudios Americanos en el 51º Congreso Internacional de Americanistas (2003), y el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México (2006).

Ver los interesantes vídeos de Larissa Lommitz en dónde explica la diferencia entre el sistema sociológico en relación con el antropológico:

"Antropología sistemas". Parte 1